Mente de principiante y aprendiz: conecta con una nueva realidad
En estos nuevos tiempos que estamos viviendo, dónde nuestra capacidad para adaptarnos, reinventarnos y transformarnos se activa instante a instante, y demanda generar una flexibilidad que nos ayude a abrirnos a la experiencia con “nuevos ojos o lentes” para enfocar desde otro lugar más constructivo lo que experimentamos cada día.
Espero que estés encontrando el hueco para realizar la práctica formal de Mindfulness diaria, y conseguir así, ser tu propio generador de bienestar propio (físico, mental y emocional). Para seguir profundizando, hoy vamos a abordar uno de los principios básicos: la Mente de Aprendiz o principiante, que te va a guiar en la realización de tu práctica formal e informal, así como, para el resto de tus actividades diarias.
Le dijo el aprendiz al maestro: ¿Qué es la rutina?
Y sonriendo compasivamente como siempre, le dijo:
la rutina es la llave para saborear la vida…
tira las llaves que cierran tu mente…
y abre la mente que reconoce las llaves…
Y podrás saborear cada instante de tu vida. Anónimo
Y, ¿En qué consiste esto de la MENTE DE APRENDIZ?
Consiste en ver o experimentar las cosas como si fuera la primera vez. Es como cuando asistes a una reunión con nuevos compañeros, tienes un nuevo cliente, cocinas una nueva receta, visitas un lugar que no conocías, empiezas a utilizar una herramienta virtual como (Zoom, Skype, Teams) o si aprendemos a conducir, etc.
En cualquiera de estos momentos tenemos todos los sentidos en esa tarea, por ejemplo en el caso de conducir, en los mandos y pedales del coche y a medida que aprendemos, automatizamos los movimientos y llega un momento en que el acto de conducir se convierte en un acto mecánico e inconsciente.
En este caso, crear el hábito de conducir es positivo, pero esto mismo lo extrapolamos a muchas otras cosas de nuestra vida, automatizamos hábitos de pensamiento y acción que repetimos a diario, lo que nos lleva a vivir en piloto automático sin ser conscientes de la vida que vivimos, ni de nuestra relación con los demás (pareja, hijos, compañeros de trabajo, responsables, amigos, etc).
Así, cuando nos alejamos del ritmo frenético y acelerado, donde cualquier momento o experiencia que vivimos pasa desapercibida o se vuelve invisible y decidimos, integrar poco a poco el hábito del “principio de mente de aprendiz”, todos esos pequeños momentos que constituyen el mosaico de nuestra vida, los experimentamos en su totalidad, y con ello, valorando más estos momentos o instantes cotidianos.
Por ello, y cuando estés realizando la PRÁCTICA FORMAL, independientemente de si te relajas, o te aceleras, mientras respiras:
(1) Observa lo que sucede en todos los niveles internos (cuerpo, mente y emoción) como si fuera la primera vez que ello sucede.
(2) Pon toda tu atención intencionada en percibir lo que está ocurriendo, en los detalles, en las sensaciones que afloran, en los pensamientos que surgen…convirtiéndote así en el gran observador que es capaz de apreciar detalles, que antes no era consciente de que ello existía.
Y cuando estés realizando la PRÁCTICA INFORMAL, cualquier actividad en tu cotidianeidad, activa tu mente de aprendiz, con el momento del café ya sea físico o virtual con un compañero de trabajo, familiar, amigo, etc, el sonido de los pájaros, el momento de la ducha, el recibir una sonrisa o un abrazo, el sentir el viento en la cara, el cocinar, o el pasear o hacer deporte….
Nuestro método para incorporar Mindfulness a tu vida de manera paulatina, nos lleva a realizar una práctica formal todos los días al menos 5 minutos, repitiéndolo 3 veces al día en la medida de tus posibilidades. Esto es como los idiomas, si dejas de usarlos, no se te olvidan, siempre queda un poso, pero no tienes fluidez. Aquí ocurre lo mismo, cuanto más practiques, con más intensidad percibirás los beneficios.
Vamos A RESPIRAR, para que puedas ser consciente, de lo que te ha producido esta lectura.
Adoptamos nuestra postura (pies a tierra, espalda y cabeza erguida, cierro los ojos)
RESPIRA al menos 5 minutos, solo RESPIRA y dile a tu mente que estás respirando, que es TU PAUSA CONSCIENTE.
Inspira y expira unas 20 veces, a tu ritmo, y cuéntalas para meterte en el ejercicio y conectarte contigo.
Adelante, estás entrenando tu capacidad de atención y concentración en la respiración. Aquieta tu mente y tus sensaciones corporales, que están en modo, automático y desenfrenado.
Para que puedas ser consciente de tus progresos en el tiempo, y logros conseguidos, te proponemos que realices un auto-registro diario, de las veces que respiras, y por cuánta duración lo haces.
Verifica en qué medida consigues aplicar los 3 principios anteriores:
*Mente principiante: observando el ir y venir de la respiración
*Sin juzgarte de si lo estás haciendo bien o mal
* y si tu mente se despista, amablemente y con paciencia, reconduce tu atención a la respiración, y cómo esta recorre tu cuerpo.
Te deseamos una excelente semana, cada día más consciente de ti. En los próximos días compartimos algunas recomendaciones más.